Iniciado en el mundo del grafiti desde pequeño, Pau Sampera se ha convertido en lo que podríamos llamar un artista visual aunque no le gusta mucho esta etiqueta ya que, para él, el artista no se tiene que limitar a una disciplina sino que debe abrirse a todos los mundos creativos. Pau se dedicó primero a la ilustración, enfatizando en el dominio de los colores y del trazo, hasta que entendió que si algún día la gente reconocía sus obras, no tenía que ser por su estilo gráfico sino por como están hechas y por lo que cuentan. Hoy su trabajo, que incluye instalaciones, cerámicas, pinturas o vídeos es más conceptual y personal.
Para él, crear consiste en yuxtaponer contenidos y materiales: importa tanto el proceso creativo como el tema ya que al final todo se mezcla en una misma unidad. “Tengo una lista de contenidos y otra lista de materiales por probar. La cuestión es entrelazar las listas”. Así se deshace de las barreras que existen entre las disciplinas. En la creación de cada obra hay un punto de no retorno, un elemento irreversible que destaca, rompe, magnifica o a veces lo fastidia todo. Este momento que tanto disfruta es el que convierte cada trabajo en algo único.
Su estilo tiene un punto ácido, de humor, de gag. Le gusta hablar de temas sociales serios pero con ironía, de su infancia, de los años 90 y del universo grafitero. Después de exposiciones en Londres, México y Paris, ahora se apodera de Marsella con una exposición llamada “Jimbo Jones”, un pequeño homenaje personal a los niños rebeldes, los que escriben “Te quiero” en el cemento fresco, los grafiteros de verdad. Desde su remix del Fat Corner de Joseph Beuys hasta su última exposición “Estètica i Estètica. Exercici 1: Inútil” pasando por el proyecto “Apunto De” en colaboración con David Méndez, el arte de Pau Sampera no para de evolucionar, siempre a la búsqueda de nuevas experiencias creativas.
Podéis descubrir más artistas conceptuales en la sección “We like them” de la 4ª edición de The Wall.