We like them… Mademoiselle Maurice

Sadako era una niña victima de la bomba atómica de Hiroshima afectada por la leucemia y que decidió creer en una antigua leyenda japonesa: si hiciera 1000 gruyas de papel los dioses le concederían un deseo. Por desgracia murió antes de alcanzar su objetivo pero sus amigos decidieron acabar lo que había empezado. Esta historia no sólo inspiro a generaciones enteras, sino también a artistas como Marie Saudin, aka Mademoiselle Maurice.

El origami, el encaje y el bordado son las herramientas que utiliza la artista francesa para transmitir su mensaje por las calles de ciudades del mundo entero. Con sus creaciones quiere colorear la ciudad, pero también sorprender y provocar al transeúnte y cuestionar nuestra sociedad. ¿Por qué hacerlo en la calle? Para no tener que restringirse a los límites de un lienzo, porque el arte es cosa de todos y porque las calles son grises y tristes…

Inspirada por artistas como Banksy, Etam Cru, Maya Hayuk o Levalet, el trabajo de Mademoiselle Maurice requiere precisión, dedicación y paciencia. Fresca y aparentemente ligera, su obra subraya muchas preguntas respecto a la naturaleza humana y a las interacciones que mantiene el hombre con su entorno. Le gusta repartir mensajes claros y directos ya sea con una instalación dónde los origamis forman un “Smile” o un “Fuck”. Ante todo, su trabajo es un himno a la paz, a la harmonía y al amor. Muchas de sus obras transmiten su filosofía ecologista y antinuclear. Así es ella: una militante.

México, Paris, Londres, São Paulo… Mademoiselle Maurice no conoce las fronteras. Le encanta viajar con la mochila rebosante de pápeles de colores y convertir su arte en algo universal. No le faltan planes ni sueños. La joven artista seguirá iluminando las ciudades de todo el mundo con sus colores, su espontaneidad y su jovialidad. Porque aún le faltan muchas cosas por decir y sin duda, no se lo piensa callar.

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About Astrid Jacomme

Cuando tuve que decidir que hacer con mi vida, decidí hacerme... Química. Curiosa elección. Pero a decir verdad, si no hubiera estudiado química, habría sido fotógrafa. O periodista. O crítica de arte. O quizás presidente del club de fans de Radiohead. Me apasiona la música, el arte y la fotografía en particular... y me encanta escribir para compartirlo.
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