En época de selfies, del “yo” en cualquier lugar y en todo momento, el Museo Guggenheim de Bilbao trae a España a Rineke Dijkstra, (Sittard, Países Bajos, 1959) una de las fotógrafas más representativas del siglo XXI. Su trabajo a diferencia de la fotografía popular, se centra en explorar la identidad, la autenticidad de las personas y la relación entre fotografiado y fotógrafo.
Sus protagonistas son personas en momentos de tránsito, personalidades frágiles, en proceso de construcción o de cambio, como son adolescentes, mujeres que recién son madres, jóvenes que se alistan…seres vulnerables, en duda o en desconcierto. Tanto en los vídeos The Krazyhouse que presenta en el Guggenheim Bilbao, como en Beach portraits (trabajo que la dió a conocer internacionalmente) los retratados son adolescentes que abandonan la infancia para ser en algún momento adultos. Todavía no se han encontrado, articulan su cuerpo imitando su ideal, tratan de posar o comportarse como la imagen que tienen prefigurada de lo que deberían ser. Resultan imágenes extrañas, un tanto ficticias, pero un atisbo en la mirada o en el gesto les desvela. Dijkstra es maestra en captar ese momento de descuido por parte del retratado en el que deja ir su esencia.
En esta búsqueda, Dijkstra ha invitado a cinco adolescentes a bailar delante de la cámara, porque “Al bailar te olvidas de ti mismo. Siempre intento fotografiar a las personas cuando se están mostrando realmente, intento buscar que se olviden de que hay una cámara delante, para que sean diferentes a las fotografías que salen en los medios de comunicación”.
Así, en The Krazyhouse, Dijkstra les deja libertad para expresarse; elección de la música, su apariencia y su manera de moverse. Sus decisiones contrastan, reforzando su carácter, su personalidad y subjetividad. Mientras unos se muestran forzosamente violentos y duros, con una pose más estática y estudiada, otras se mueven pretendidamente sensuales y desafiantes, con bailes sexualizados. Y lo que en un principio parecía homogéneo y uniformado, se acaba distinguiendo en los pequeños detalles.
A este trabajo le precede The Buzzclu & Mysteryclub. En el cual, la artista siguiendo la misma línea, explora, la identidad de jóvenes a través de su movimiento al bailar. El interés le vino al observar el ambiente y las actitudes que se generában en las discotecas. Invitó a algunos de esos jóvenes a comportarse igual delante de su cámara, pero esta vez solos, sin la masa que los integraba. Vestidos de fiesta y tan solo con un fondo blanco sus intenciones se exageran hasta rozas el patetismo. Al aislarlos de su entorno, consigue una especie de abstracción, con la que evita la posible distracción en el espectador, permitiéndole concentrarse en todos los detalles que definen la identidad de los protagonistas.
De este modo, descontextualizando e individualizando se acentúan los gestos y los cánones, pudiendo identificar la esencia del individuo pero también todo aquello que es postizo y pretendido. Riene Dijsktra no señala con el dedo, más bien pone las cartas sobre la mesa para que sepamos a que se está jugando.
Mueo Guggenheim de Bilbao hasta el 1 de Marzo, 2015
http://www.guggenheim-bilbao.es/exposiciones/rineke-dijkstra-the-krazyhouse/