Gritar en la boca del otro, gritar hasta quedarse sin voz.
Abofetearse mutuamente en un eco dañino de aplauso en mejilla.
Buscar el limite del cuerpo, rodear su borde con un cuchillo sin evitar el daño.
Exhalar en la boca del otro y respirar de sus pulmones en un intercambio hasta la intoxicación.
Atarse al otro por el pelo, enmarañado moño entre nuca y nuca y permanecer así en silencio.
Exponerse al desconocido en plural, ofrecerle flor o pistola como comunicación y que escoja el castigo a la ofrenda.
Jugar con el miedo, perder la seguridad y ganar la fortaleza. Para sobrevivir hay que mantener el equilibrio entre dos, siendo uno arco y el otro flecha que apunta al pecho.
La letanía del arte, el sufrimiento del artista.
Representar la muerte de todos aquellos que derramaron sangre en una guerra, limpiar uno a uno todos esos huesos, toda esa conciencia, y que durante ese largo proceso, su descomposición contraiga narices y entrañas de aquellos que se pasean por esas cuatro paredes.
Todo eso y mucho más tendrá lugar hasta el 31 de Agosto en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga. De la mano de la precursora del performance Marina Abramovic. Una retrospectiva de la artista comisariada por Fernando Francés, y compuesta por vídeos, fotografías y dibujos inéditos.